¿Cómo ayudamos a Ana a funcionar mejor y a enfermar menos?
Ana dejó de enfermar cada dos por tres. Llegó a la consulta recomendada por una amiga. Ella estaba cansada de estar siempre enferma. Cuando no eran unos eccemas, era un resfriado. Cuando ya pensaba estar remontando, entonces tenía migrañas y dolor en todas las articulaciones. Tomaba medicamentos para todo, pero sin mejoría alguna. Al final como otras muchas personas, vino al quiropráctico como último recurso, porque ya no le quedaba nada más por probar.
Cuando hablamos de quiropráctica la mayoría de las personas piensa en problemas de espalda. Lo cierto es que, las personas que hace más de veinte años que siguen yendo al quiropráctico, no lo hacen porque les duela nada. Lo hacen porque los ajustes regulares les facilitan seguir con el ritmo vertiginoso de nuestra vida actual, haciéndolas más resistentes al estrés y a la enfermedad. ¿Y esto por qué?
Porque la quiropráctica, como ciencia de vanguardia, tiene como especificidad el cuidado del sistema nervioso y este, es el responsable del funcionamiento de todo el cuerpo humano.
Las toxinas y la quiropráctica
La columna vertebral protege a la médula espinal y de ella nacen los nervios que dan información a los órganos. La comunicación nerviosa, sana y precisa, es vital para asegurarse de que los órganos vitales reciben la información necesaria para funcionar. Y esto ocurre a todos los niveles desde la digestión hasta la función cognitiva.
Nuestro organismo es una máquina muy inteligente. Su fin es trabajar para mantenernos con vida en las mejores condiciones. Cada célula que compone nuestro organismo está diseñada para realizar un trabajo preciso y para ello necesita que ella y su entorno funcione adecuadamente.
Las células que no se desplazan, se nutren de la circulación sanguínea y de otros líquidos orgánicos. Tales como: la linfa, la sangre y el plasma.
Y los órganos que deben funcionar a la perfección para eliminar al exterior todos los desperdicios y las sustancias dañinas de nuestro cuerpo son: el hígado, los pulmones, los riñones, la piel y los intestinos.
Si el sistema nervioso no estimula adecuadamente a los órganos, o a los sistemas de eliminación, o la cantidad de desechos es demasiada, debido a estrés, comida procesada o tóxicos ambientales, nuestro organismo no puede con tanto trabajo. Entonces, las toxinas se van acumulando en nuestro cuerpo, sin poder salir al exterior. Y así terminan dañando nuestros órganos, nuestras articulaciones y todo nuestro organismo.
¿Por qué los ajustes quiroprácticos?
Los ajustes quiroprácticos liberan las interferencias que, desde el nacimiento, tiene nuestro sistema nervioso. Así el cuerpo funciona con un potencial inusual para las personas que están acostumbradas a ajustarse, por eso siguen ajustándose con asiduidad.
Mediante estos ajustes específicos, los quiroprácticos facilitan que el sistema nervioso esté bien conectado. Que éste pueda mandar las órdenes adecuadas para que el organismo funcione bien y sin interferencias que propicien la disfunción sistémica o músculo esquelética. Es decir, dejar de enfermar a la mínima.
La liberación de toxinas nos ayuda a rodear a nuestro cuerpo de un clima interno de armonía. Al hacernos más resistentes al estrés químico, mental y físico, nuestro humor cambia. Y en consecuencia estamos más positivos y nuestros sistemas se refuerzan. Creando así un entorno que dificulta la enfermedad. Como resultado de todo ello descubrimos un cuerpo más sano y feliz.
Un plan de cuidado para ayudar a eliminar las toxinas y enfermar menos
Aquí un ejemplo:
Después de un análisis completo de la situación de Ana, una de mis pacientes, *le propusimos estos tips para dejar de enfermar:
* entre otras recomendaciones más detalladas en consulta
- Tener un Licenciado en Quiropráctica de cabecera. Desde el nacimiento, visitar a un quiropráctico para potenciar vuestro funcionamiento. Igual que se toman clases para ser mejor en matemáticas, ajustarse hace que envejezcamos mucho menos. Así uno aprende a cuidarse para añadir más vida a nuestros años.
- Beber entre un litro y medio o dos litros de agua al día. El agua es vital para mantener hidratados los discos intervertebrales. Así como para favorecer el buen funcionamiento de los sistemas del cuerpo. Mejora el cansancio y es fuente de salud orgánica.
- Somos lo que comemos. Le hicimos entender que era vital cuidar la alimentación y de dónde vienen los productos que comemos. Es decir, mejor orgánico y ecológico. Es más caro, pero la salud entra por la boca. Cuidémosla.
- Un aumento de ingesta de alimentos ricos en fibras hidrosolubles (avena, cebada, frutos secos, legumbres).
- Mejor crudo. Le explicamos los beneficios de complementar su nutrición habitual con la licuadora. Que se hiciera diariamente zumos variados de frutas y verduras ricas en minerales y vitaminas. Detoxifica el cuerpo al mismo tiempo que se nutre.
- Talasoterapia. Las ventajas del agua salada para alcalinizar el cuerpo y combatir las enfermedades, fue puesta de moda por los romanos. Se vierten dos paquetes de sal marina en la bañera con agua caliente y se hace un baño de media hora. Se eliminan toxinas haciendo salud.
Resultado: dejar de enfermar
Con el tiempo, Ana ha dejado de tomar medicación y está libre dolor. Su estado vital ha cambiado tanto, que hasta hemos cambiado la foto de su ficha de paciente. Os lo digo de verdad, no parecía la misma persona.
En la medida en que cuidemos la ingesta de alimentos sanos, la eliminación de las toxinas y el estrés de nuestra mente, tendremos menos necesidad de recurrir a la medicación. Y así no sufrir sus efectos secundarios.
Un mundo con un cuidado de la salud natural y sostenible como la quiropráctica es posible. Con más profesionales implicados en mejorar el estilo de vida para vivir más y mejor.
1 Comment
Cathern
diciembre 25, 2018 at 7:05 pmEsta vez te has superado, sin dudarlo excelente artículo!!!
Felicidades